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LAS HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA CONDICIONAN TU VIDA.

LAS HERIDAS EMOCIONALES DE LA INFANCIA CONDICIONAN TU VIDA.

Muchos de nuestros comportamientos y reacciones en el presente los tenemos “programados” por las “heridas emocionales” de nuestra infancia.

Todos tenemos heridas infantiles que condicionan nuestro carácter, nuestras relaciones y nuestra vida.

En ocasiones las heridas son debidas a un pasado infantil realmente traumático y otras, en cambio, se deben a interpretaciones distorsionadas que hacemos de la realidad.

Cuando somos  niñas, y  todavia no hemos desarrollado la madurez necesaria para comprender todo lo que ocurre a nuestro  alrededor,  hacemos interpretaciones que se grabarán en nuestro inconsciente como si fuesen reales. Por ejemplo : un niño puede sentirse abandonado, aunque sus padres estén cerca, si éstos  no pueden dedicar tiempo a jugar con él.  También puede interpretar como abandono el hecho de que le dejen con los abuelos para ir al hospital por una enfermedad.

Nuestra “Niña interior herida” es la parte de nuestra psique que contiene el dolor de no haber recibido todo la atención, el reconocimiento, el  cuidado o la protección que hubiéramos necesitado.

Algunas situaciones pueden activar nuestra herida y ésta condicionará la forma en que nos sentimos. Por ejemplo: si mi niña interior sufrió una herida de rechazo, ésta se activará si, por ejemplo, mis amigas no se acuerdan de contar conmigo para una una comida que ha surgido improvisada, y me dolerá mucho. Un indicio de que se despertó una herida antigua es que el dolor que siento es demasiado intenso para justificarse por lo ocurrido.

Ejemplos de otras situaciones :

“Me sentí abondonada cuando mi mejor amiga se fue a vivir a otro pais”

”Me cuesta mucho estar sola”

“Creo que los comentarios de los demás me afectan demasiado”

LAS 5 HERIDAS EMOCIONALES MÁS COMUNES EN LA INFANCIA Y CÓMO SANARLAS

A continuación describimos las heridas emocionales más comunces en la infancia y algunos consejos para sanarlas.

  1. Herida de abandono: se manifiesta como un miedo excesivo a la soledad y genera dependencia emocional en tus relaciones afectivas, restándote importancia a ti misma, para dárselo a la persona a quien dices amar. Incluso podrias tolerar lo intolerable, por miedo a quedarte sola, y sufrir de dependencia emocional.

Cómo sanarla: El camino es fortalecer tu autoestima y  aprender a estar contigo misma, a acoger a tu niña interior.

  • Herida de  rechazo:  En algún momento sentiste que no  tenian en cuenta  tus sentimientos o tus pensamientos e interpretaste que no eras “suficiente”. En este caso aparece el temor a la no aceptación, a que los demás te rechacen o te juzguen.  Esto puede conducirte a la búsqueda constante de aprobación o reconocimiento.  También puede llevarte a caer en el perfeccionismo o a realizar grandes esfuerzos para obtener el aplauso de los demás, o a dudar de si tu trabajo está bien si no recibes ningún tipo de comentario.

Cómo sanarla: Aprende a reconocerte y valorarte a ti misma para no depender de la aprobación de los demás, a ser tu quien valore si tu trabajo está bien o quieres mejorar algo, no para recibir aprobación si no para tu propia safisfacción.  Acepta que no tienes que gustar a todo el mundo, de la misma forma  que a ti no tiene que gustarte todo el mundo, y a ser tu misma.

  1. Herida de la humillación: Esta herida surge si  sentiste que tus padres, u otros cuidadores importantes, te ridiculizaban o humillaban. Es probable que, como adulta, te critiques y ridiculices a ti misma. A menudo imaginas que los demás te desaprueban y critican, y te esfuerzas por complacer. Tu sentimiento de vergüenza se activa con facilidad ante la mirada de los demás. Te ocultas, a menudo callas tus opiniones, para no correr el riesgo de ser juzgada.

Cómo sanarla: Aprende a respetarte a ti misma y trabaja en tus creencias inconscientes. Toma consciencia de tu dialógo interno que te humilla, y aprende a cambiarlo.

  • Herida de traición o miedo a confiar: Si te sentiste traicionada por alguno de tus padres ( promesas incumplidas repetidamente, mentiras  o no estar cuando más los necesitaste) puedes sufrir de falta de confianza en los demás y, para protegerte, tratas de  tenerlo todo muy bien atado. Es probable que sientas la necesidad de ejercer  control sobre los demás, especialmente en tus relaciones afectivas. Puedes sentir celos excesivos con tu pareja y pretender tener un control absoluto de la persona con quien estás.

Cómo sanarla: Aprende a escuchar y acoger a tu “niña herida”, validando los  sentimientos que surgen. Revisa y transforma tus creencias sobre lo que puedes esperar de los demás,

  1. Herida de  injusticia: Esta herida generalmente es debida a haber crecido con unos padre fríos, rígidos, que imponian una educación autoritaria y no respetuosa de tus necesidades. La exigencia excesiva puede generar  sentimientos de ineficacia, inutilidad y sensación de injusticia,  convirtiéndote en una adulta rígida,  perfeccionista, incapaz de “dar tu brazo a torcer”,  o aceptar opiniones contrarias.

Cómo sanarla:  Necesitas  trabajar para mejorar tu autoestima y aprender a flexibilizar tu mente. Es importante que seas conscienciente de tu “exigente” interna y cambies tu diálogo interior.

Aquí te ofrecemos un ejercicio de autoregulación emocional, que puedes practicar cuando sientas que se despertó una  herida antigua :

  1. RECONOCER la emoción. Autoconciencia. Notar la emoción sin dejarme llevar por los pensamientos que la causan. Conectar con la emoción y con las sensaciones corporales.
  2. ACEPTAR la emoción como algo natural. No hay nada malo en sentir esa emoción, como experiencia. No culparnos ni rumiar. Aceptar lo que sentimos en ese momento con amabilidad hacia nosotros.
  3. ABRAZAR O ACUNAR  la emoción, como una madre acuna a un bebe que llora.   No se trata de solucionar nada, sino de abrazar la experiencia  con amabilidad hacia nosotros. Como cuando un niño se cae y se hace daño en la rodilla. El abrazo del adulto no cura la rodilla, solo acoge y consuela, y el niño se calma.

Las heridas emocionales de la infancia nos impiden llevar una vida plena y feliz, nos han marcado desde niñas, sin saberlo, y conocerlas es lo primero que debemos hacer para empezar a sanarlas.

Evidentemente no podemos cambiar nuestro pasado, pero es esencial conocerlo y comprenderlo para cambiar la forma en que afecta y condiciona nuestro presente.  

Para identificar y sanar las heridas emocionales de tu infancia, puedes necesitar  la guia y el acompañamiento de un terapeuta o un Grupo de Crecimiento Personal.

ENCARNA MARTINEZ Y ETHEL CABRERA

Facilitadoras del Programa Autoestima Integral

2 Comments
  • Ingrid Castaño Guzman
    Posted at 14:03h, 14 mayo

    Me ha gustado mucho el artículo y me ha refrescado lo aprendido estos años con Encarna. Una gran profesional.

    Sigo tomando conciencia y potenciándome día a día para alcanzar y mantener mi paz interior.

  • Encarna Martinez
    Posted at 09:21h, 03 junio

    Querida Ingrid: Muchas gracias por tu comentario. Lo valoramos especialmente viniendo de ti, que ya tienes recorrido un largo trecho en tu camino de crecimiento personal. Un gran abrazo.